Para poder entender su obra, es importante conocer al Padre y tenerle cariño. Eso nos hace entender el difícil camino que recorrió para darnos sus enseñanzas pedagógicas.
Su amor a María empieza desde la niñez, cuando fue dejado por su madre en el orfanato por no poderlo atender, por su situación económica de madre soltera. Se lo entregó a María y Padre Kentenich siempre la vio como su madre.
Así nos la entregó a todos los que seguimos su camino y por eso con mucha facilidad podemos llamarla Mater. La base de su espiritualidad es la Alianza de Amor a María que nos lleva ante la Santísima Trinidad.
Monica nos fue llevando por todas su vida: su entrada en el Seminario de los Pallotinos, sus dudas, su encuentro con la Mater, su ordenación sacerdotal.
Pudimos vivir su entrega a los seminaristas como su director espiritual, como sellaron la Primera Alianza de Amor. Tambien sus calvario en Dachau vivido con entereza y alegría, su retiro a Milwaukee con resignación y confianza y su restitución a su obra por Pablo VI.
Gracias Monica por llenarnos de cariño y agradecimiento a nuestro fundador: Padre José Kentenich.
Seguiremos orando por su pronta beatificación.
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