Con Ligia Guillermo pudimos observar como toda la vida del Padre Kentenich fue un camino en su misión de construir "hombre nuevo en una nueva comunidad" donde todos estemos en fiel comunión con la Santísima Trinidad a través de la Mater.
Reflexionamos sobre sus años en el Campo de Concentración en Dachau. Nuestro padre fundador ofreció esos años para que nosotros tuviéramos libertad interior. Consideraba su prisión un lugar hermoso porque hacia la voluntad de Dios. En medio de ese infierno, desarrolla una intensa actividad espiritual fundando las Hermanas de María y la Internacional de Schoenstatt.
Los frutos del 20 de enero de 1942: acrecentar la paternidad y fidelidad espiritual del Padre Kentenich a su familia.
Nos dice el Padre Kentenich: Dios ha querido que yo fuera padre para ustedes y que ustedes fueran mis hijos
"La Santísima Virgen nos ha regalado el uno al otro. Queremos permanecer recíprocamente fieles, en el corazón de Dios".
"Este es el eterno habitar del uno en el otro propio del amor: y entonces, permaneciendo el uno en el otros y con el otro, contemplaremos a nuestra querida Madre y a la Santísima Trinidad" (31 de mayo de 1949)
Unidas fidelísimamente como lo desea Padre Kentenich
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