domingo, 22 de marzo de 2020

Coronemos a la Mater como la Reina de la Salud del Mundo


Coronemos a la Mater el 25 de marzo 2020 como

REINA DE LA SALUD DEL MUNDO




Canto inicial: a elección (sugerencia: María Luz de Esperanza)

                        https://www.youtube.com/watch?v=8JJF3jUu5JU



Oración



Amado Padre Dios, Misericordia infinita, recibe hoy nuestra alabanza y adoración desde tantos rincones del continente. Tus hijos nos volvemos a ti con filial confianza.

Hoy, en medio de tanto sufrimiento que amenaza y golpea nuestras vidas, deseamos que tu mirada vuelva a reposar complaciente en nosotros, librándonos del pecado y de la muerte.

Padre, extiende nuevamente tu mano paternal y sánanos, devuélvenos la salud,

vence el virus que nos acosa y transfórmanos en tierra fecunda de paz.

Danos tu bendición y obra el gran milagro: vuelve a regalarnos la salud del alma y del cuerpo.



Oración a María:



Querida Mater. Reina tres veces Admirable de Schoenstatt,

Aquí venimos tus hijos y aliados a apelar a tu sagrado corazón

para que se cumpla esa promesa que nuestro Padre Fundador comprendió así:



“Aún en las tormentas y en los peligros guardarás fidelidad perenne

a la Alianza que sellaste con nosotros

y que, con tantas gracias, tú has bendecido.”



Tú ves conmovida el dolor que nos aflige. Desvalidos estamos ante un virus que se propaga veloz hiriendo a tus hijos, arrinconando familias y pueblos.

Se cierran fronteras y en algunos lugares se agotan los medios para combatirlo.



Hemos elegido este día de la Anunciación, para coronarte: Muestra tu poder de Reina, líbranos de este mal, para combatir y superar el virus en el mundo.

Sé desde hoy la REINA DE NUESTRA SALUD.



Coronación: Rezamos con el padre Kentenich (Hacia el Padre, estr. 628, 541, 536, 552ss):

        

Acepta que te proclamenos Reina del Universo;

enciéndenos en un ardiente amor por ti;

haz que inflamemos al mundo entero en tu servicio,

para que todos los pueblos encuentren el camino seguro hacia la Patria.

Tu santo corazón es para el mundo el refugio de paz,

el signo de elección y la puerta del cielo.



Madre, con tu Hijo Divino  desciende a los caminos de nuestra patria para que,

siguiendo vuestras huellas, encuentre la paz verdadera y estable.

Patria, sólo tendrás salvación si, en amor, te unes a María y a su Hijo.        



A cuantos me son queridos, nuevamente los inscribo en tu corazón a sangre y fuego y recorro sin angustia el camino de vida que la sabiduría del Padre ha previsto.



En grandes pesares y amargos dolores, no obstante mis faltas y culpas,

benigna escuchaste mi oración, mi súplica filial.

En dolor y congoja, cuando arreciaba la Guerra y el fuego emergía,

con tu poder bondadoso que mantiene vigilancia, Madre, me cobijaste.

En años de tormenta cuajados de peligros, a todos los míos, que a ti se estrechan, los cuidaste solícita, inconmovible y fiel.

A través de tinieblas y tiempos de caos, de tu mano, Madre, él me guiará

hacia el hogar, la patria del cielo.

Tras todo llanto me reunirá con los que amo y fueron fieles:

juntos contemplaremos al Cordero en la presencia de Dios. Amén.





Bendición final:



Descienda la bendición de Dios sobre los consagrados por entero a Schoenstatt trayéndoles felicidad y salvación, aquí y en la eternidad. Amén  

No hay comentarios:

Publicar un comentario